COMO PRESENTAR UN PROYECTO AL INVERSOR
Muchos emprendedores dan con una buena idea, y lo tienen claro, esa idea es rentable y tiene algo que se desmarca de lo que el mercado está ofreciendo. Así que es momento de ponerse manos a la obra y empezar a desarrollar el plan de negocio. Pero nada más empezar, tomamos consciencia de uno de los problemas más habituales entre emprendedores: la necesidad de capital.
En este momento entra en juego la posibilidad de presentar el proyecto a un inversor. Pero todos sabemos que no es fácil encontrar el inversor al que le guste nuestra idea, y que además, esté dispuesto a apostar por nosotros.
Dada esta realidad, vamos a exponer una serie de puntos que juegan un peso importante a la hora de obtener la financiación que necesitamos de ese inversor:
1. Las características personales del equipo promotor:
Es importante que los emprendedores/fundadores del negocio presenten ciertas actitudes y aptitudes que les hagan ser validos como emprendedores. Tenemos que entender que deben presentar una personalidad con capacidad de adaptación, cierto espíritu luchador, facilidad para el trabajo en equipo, motivación y ganas de tirar el proyecto hacia adelante.
Si no mostramos al inversor nuestras ganas y aptitudes delante del reto que supone emprender, difícilmente el inversor creerá en nosotros y en nuestro proyecto.
2. La formación
Otro de los aspectos importantes que va a valorar un inversor son los conocimientos y competencias que presenten los promotores. Si deseas llevar a cabo un proyecto que requiere unos conocimientos específicos para su desarrollo, un pilar básico es que el emprendedor domine o conozca con cierta profundidad los entramados técnicos que supondrá este proyecto.
Dar a entender al inversor que podemos desarrollar, o como mínimo supervisar todo el proyecto, genera una mayor confianza y suma puntos a la hora de apostar por nosotros.


3. La experiencia
Si es nuestra primera vez emprendiendo se entiende que no tenemos experiencia delante de un proyecto así, pero eso no implica que no tengamos experiencia profesional que nos valide nuestra capacidad para llevar a cabo esta idea.
Tanto si hemos trabajado para un tercero en el mismo sector en el que se encuadra nuestro proyecto, como si hemos puesto en marcha o gestionado empresas y equipos de trabajo en otros ámbitos; sin duda eso también se trata de experiencia valorable.
4. Tener claro los roles y capacidades del equipo
Los puestos en el organigrama del proyecto no pueden venir determinados por quien empezó antes, o quien tuvo la primera idea. Cada miembro del equipo tiene una formación, experiencia, capacidades y aptitudes, y eso es lo que debe regir el puesto o lugar que ocupa cada uno.
El inversor tiene que ver que el equipo está perfectamente equilibrado, y que cada miembro asume el rol y el trabajo que mejor se adapta a él.
5. Ser objetivos con nuestro proyecto
En ocasiones este es el punto que más le cuesta al emprendedor. Estar enamorado de nuestra idea es algo muy motivante, pero también necesitamos tomar un poco de distancia para ver los fallos y debilidades que esta presenta.
El inversor escucha nuestro proyecto desde una perspectiva externa, y además escucha todo el proyecto por primera vez. Nosotros llevamos meses desarrollando la idea, la tenemos muy clara, y de hecho nos hemos encariñado tanto con ella que no somos capaces de ver los puntos más delicados o críticos. Debemos entender que el inversor nos señalara esos puntos débiles a la primera de cambio, y nosotros tenemos que ser capaces de darle una respuesta convincente capaz de afrontar esos escollos.