Utilizamos cookies propias y de terceros para ofrecer nuestros servicios y recoger datos estadísticos. Continuar navegando implica su aceptación. Más información Aceptar
Marta (II): Mi primer proceso de selección de personal

Marta (II): Mi primer proceso de selección de personal


04-05-2018
Volver

Marta (II): Mi primer proceso de selección de personal

¡Hola a todos!

Debo deciros que estoy muy contenta con cómo me estás yendo las cosas hasta ahora. He logrado consolidar a mis primeros clientes y el clásico boca oreja ya empieza a dar sus frutos por lo que no puedo quejarme por falta de trabajo. ¡Todo lo contrario!

De hecho, hace unas semanas empecé a sentirme muy agobiada. Apenas descansaba por las noches pensando en todo lo que tenía que hacer al día siguiente, temiendo olvidarme alguna cosa crucial o repasando mentalmente todo lo hecho para confirmar (por enésima vez) que todo estaba bien hecho. Era una locura y no podía seguir así.

Pero obviamente no podía rechazar trabajos así que finalmente, pese a ser muy pronto, decidí que debía buscar un asistente que fuera mi soporte y me liberara de parte del trabajo. Pensé que sería fácil encontrar a alguien, pero la verdad es que he recibido tantas ofertas que me ha abrumado todo el proceso.

Tenía claro que necesitaba encontrar a alguien en quien confiar, y la verdad es que encontrar la confianza en un proceso de selección de personal no ha sido sencillo. Primero lo comenté con amigos y colaboradores, por si conocían a alguien de referencia. Me pasaron dos contactos, pero cuando recibí sus currículums la verdad es que me decepcionaron un poco. No tanto por sus conocimientos (aunque uno de ellos distaba mucho de lo que yo estaba buscando) sino por la forma de presentarlo. Faltas ortográficas, diseño muy simplista.

Por compromiso decidí entrevistarlos, pero la cosa no mejoró mucho. Así que decidí no preguntar más a conocidos e intentar el proceso en frío. Publiqué un par de anuncios en portales gratuitos y otro en Infojobs y la respuesta fue impresionante. En pocas horas tenía cientos de currículums. Sin embargo, descubrí que la gente se apunta a cualquier cosa, sin leer el contenido de la oferta ni los requisitos.

No quiero decir que fuese una pérdida de tiempo, pero de haberlo sabido lo habría hecho de otra forma. No os llegáis a imaginar la de horas que tuve que dedicar a leer currículums (principalmente desechar) hasta encontrar una selección más o menos decente. Quise limitarlo a 10 candidatos y cuando los tuve seleccionados me puse en contacto con ellos para organizar las entrevistas. Otro caos.

No había forma de organizarlo todo en un mismo día o un par de tardes, así que acabé perdiendo casi una semana entre cuadrar agendas, adaptarme a los horarios de los candidatos y realizar las entrevistas. Cuando había acabado todo el proceso finalmente había encontrado tres candidatos que me gustaron bastante. Pero estaba tan cabreada con cómo había todo... Iba muy mal de tiempo, ¿recordáis? Por eso empecé este proceso... y estaba perdiendo tanto tiempo que me estaba empezando a desesperar.

Pero no quería escoger a mi candidato así, de forma que decidí posponerlo una semana. Los cite a la semana siguiente a los tres, cada uno en un día diferente. Y uno de los pilares principales de la entrevista sería la gestión del tiempo. La verdad es que este tiempo de reflexión me fue bien y acabaron siendo tres entrevistas distendidas, interesantes, donde pude conocer mejor a cada uno de ellos. Las condiciones económicas que ofrecía, debo reconocerlo, no eran una maravilla, ya que no podía comprometerme a más hasta asegurarme que había adquirido cierta estabilidad, pero los tres parecieron entenderlo y no supuso el tema económico un impedimento. Ahora debía tomar una decisión y debo reconocer que tuve muchas dudas.

Estuve todo el fin de semana analizando pros y contras, revisando notas... No quería equivocarme, ya que había mucho en juego. Y me di cuenta que la que lo estaba haciendo mal era yo. Estaba cometiendo todos los errores que quería evitar en mi nuevo asistente. Le estaba dando demasiadas vueltas a las cosas, no estaba siendo nada efectiva, dejando que el miedo a equivocarme me bloqueara.

Obviamente no iba a seleccionar al azar así que tome una decisión. Lo más importante para mí es que esa persona fuera capaz de actuar de forma independiente y sin duda Joana, una recién licenciada en empresariales, era quien había demostrado tener más desarrollada esa cualidad. Quizá tuviera menos experiencia que los otros dos candidatos, pero su actitud superaría esas barreras y poco a poco iría adquiriendo esa experiencia que yo misma podía irle aportando.

Ya lleva conmigo dos semanas y debo decir que estoy encantada con ella. ¡Ha sido un acierto! Pero también os digo que para otra vez lo tengo claro. Buscaré una empresa especializada para que me traiga una reducida lista de candidatos acorde a las necesidades que tenga y hacer personalmente solamente la última fase. Espero no tener que volver a verme rodeada de currículums. ¡Aunque ha sido toda una experiencia!

Lo dejo aquí que ya me he pasado de extensión, pero en breve vuelvo y os cuento nuevas historias de esta apasionante aventura.

¡Hasta pronto!




Si quieres leer otras entradas de Marta, pulsa aquí

Suscríbete a nuestra Newsletter

* indicates required